Sobre la ausencia de filósofos en América Latina, y la
abundancia de intelligentzia*.
La ausencia de una
filosofía americana es explicable. La filosofía es el más elaborado producto
histórico del espíritu, pues otea y abarca con su mirada generalizador el
pasado y el presente de un pueblo que ha alcanzado conciencia nacional de sí
frente al mundo. Aún los pensadores más cosmopolitas, un Kant, por ejemplo,
anticipan la grandeza nacional de Alemania que ha de adquirir postulación
teutona y europea, en Hegel o Fichte, en
Nietzche o en Marx. América hispánica no ha dado filósofos, pues durante el
siglo XIX las capas pensantes deambulan paralelas con las políticas
antinacionales de las oligarquías. En este légamo no podían germinar pensadores,
sino, cuando más, prosperar inteligencias eclécticas convidadas de piedra de
la fantasmagoría cultural de las clases
superiores.
Estos precursores de
un pensamiento hispanoamericano son larvas fecundas que despuntan a la vida
filosófica diferenciada de Europa. Al repatriar filosofías que han crecido en
otros suelos, el país colonizado las rebaja al pensamiento de la clase
dominante que exige formas extranjeras de vida y la negación cultural del país.
Esta clase no necesita filósofos que miren el porvenir, sino profesores del
pensamiento para atrás.
No son filósofos, sino copistas diligentes, almas muertas del
pensamiento muerto de una clase gobernante contrapuesta a la liberación
nacional. Divulgadores, en fin, de la filosofía, amonedados a la Universidad de
la oligarquía liberal a la que sirven con su mediocridad enfática, no pueden
pensar como argentinos, pues su dependencia intelectual es parte de la dependencia
del país mismo. Agentes intelectuales de las oligarquías, afamados en
las letras de molde, panegiristas del pasado histórico de los vencedores,
honrados por la clase terrateniente en tanto guardianes de la superioridad
europea, al final del paseo se los arrumba en sillones académicos.
Hablan de la libertad del espíritu y no son libres. Ni en cátedra. Esta
es la causa principal de la falta de filósofos y explica la naturaleza de sus
escritos tanto como el tipo de libertad que defienden: “Gris sobre gris, he aquí el
color único, el color autorizado por la libertad. La menor gota de rocío en la
que se refleja el sol, cintila en un inagotable juego de colores, pero el sol
del espíritu, cualquiera que sea el número de individuos y la naturaleza de los
objetos en que se quiebren, no podrá ser más que un solo color: el color
oficial. (Marx)
Los más aclimatados a la clase gobernante transaron por un cargo
diplomático o pequeñas sinecuras burocráticas. Incorporar a los filósofos o
escritores a la función pública remunerada y a los grandes diarios no sólo es
el arte de amaestrarlos, sino de abolirlos.
*La intelligentsia o, en transliteración al español, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intelliguéntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.
*La intelligentsia o, en transliteración al español, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intelliguéntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.
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