miércoles, 8 de febrero de 2012

Yo soy un hombre sincero (Marti)

                     

                                                                                                 El amor, madre, a la patria
                                                                                          no es el amor ridículo a la tierra,
                                                                               ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
                                                                                es el odio invencible a quien lo oprime,
                                                                                     es el rencor eterno a quien lo ataca.

                                                                                                  Jose Marti, Abdala, 1869.
         


Nacio en La Habana en 1853. Desde muy joven lucho por la independencia de Cuba. Convertido mas tarde en una de las mas importantes figuras de las letras hispanoamericanas, continuo igualmente esa lucha revolucionaria que le valió prisión y destierro. Curio en combate por la libertad de Cuba en 1895.



martes, 7 de febrero de 2012

El tiburón y las sardinas (3)




También en las ex colonias británicas del norte de América resulto inevitable la guerra entre las clases sociales con intereses antagónicos (esta palabra me encanta). También allí aparecieron terratenientes y las burguesías comerciales de los puertos pretendiendo vincularse al mercado mundial para colocar sus materias primas e importar productos manufacturados. Su proyecto era el de construir economías complementarias litoralenses, monoproductoras y dependientes de las metrópolis y también su proyecto conducía a la balcanizacion.

 Pero en el noreste surgió una burguesía pujante portadora de las nuevas relaciones de producción con el poderío suficiente para convertirse en el eje unificador. Esa burguesía nacional y coherente sostuvo el proteccionismo económico como política dirigida a detener la embestida de la mercancía y el capital extranjero. Mientras los terratenientes del sur solo querían exportar materias primas manteniendo los viejos modos de explotación esclavistas (como vendían al exterior se desinteresaban del mercado interno), en contraposición de  la burguesía del noreste necesitaba  esas materias primas  para elaborarlas y esos esclavos liberados para convertirlos en obreros de sus fabricas y consumidores de sus productos.

 Agitando las banderas humanitarias del antiesclavismo, esa burguesía, enfrento y derroto a los reaccionarios del sur, amigos de los ingleses, adictos al librecambio y partidarios de la secesión. El triunfo del norte sobre el sur significo la incorporación de millones de hombres a los nuevos modos de producción capitalista, amplio el mercado interno, desarrollo las fuerzas productivas y cohesiono a las distintas provincias aniquilando todo intento balcanizador.

 Los triunfadores en Centro y Sudamérica encarnaban los mismos intereses reaccionarios que los derrotados en América del Norte. Por eso, mientras las ex colonias británicas fueron hacia el crecimiento económico, las modernas formas de producción y la cohesión nacional, es decir, a los potentes Estados Unidos de América  del Norte, cuya propria dinámica los convirtió en imperialistas, América Latina quedo condenada al sometimiento y el saqueo económico, a la pervivencia de formas de producción mas atrasadas y a la balcanizacion. Así queda consolidado el tiburón frente a las 20 sardinas, entiendose al tiburón como los EEUU y las sardinas como los veinte mercados raquíticos que devinieron de la balcanizacion. Ahora  la unificación resulta una exigencia insoslayable: "Unidos o Dominados", como diría Juan Domingo Peron.








domingo, 5 de febrero de 2012

Balcanizacion y coloniaje (2)




 Mientras las costas se elevaban, el interior latinoamericano se hundía en una gran olla de analfabetismo y miseria. Grandes nucleamientos de población se transformaban en desiertos, las artesanías desaparecían ante la victoriosa entrada del articulo extranjero. Inútil seria ya la convocatoria de Bolivar al Congreso de Panamá (se buscaba la unión o confederación de Hispanoamérica, lo que antes fueron los virreinatos españoles en América  ). Su plan nacional y democrático erigido en ausencia de la clase social que en Europa lo habían llevado a termino y cuando aun no existía en América Latina el proletariado capaz de asumirlo, se transformaba en un sueño irrealizable.

  Así, en el curso del siglo XX, mientras en el Viejo Mundo se completaba la formación de los Estados Nacionales, en Latinoamerica se verificaba la balcanización y la desnacionalización. Al mismo tiempo, mientras aquellos Estados Nacionales se correspondían con el crecimiento de sus economías capitalistas, nuestras semicolonias quedaban condenadas al atraso. Y así como se combaban las espaldas de los presidentes entreguistas, se combaban  las economías latinoamericanas tornándose monoproductoras y complementarias de las economías metropolitanas que las succionarían a través de los empréstitos, las concesiones  y los bancos.

 Quebrada la Revolución Latinoamericana por poderosas fuerzas económicas internacionales, aliadas a los terratenientes, mineros y comerciantes nativos, una a una fueron surgiendo esas "naciones" que eran la contracara de la gran nación irredenta, (alusión a la Patria Grande) los veinte nacionalismos impotentes que expresaban la ausencia del unico nacionalismo soberano posible: el latinoamericano. En 1825, el porteñismo probritanico de Rivadavia crea las condiciones para la "separación" de Bolivia, no obstante todos los intentos de Bolivar por evitarlo. Poco después, en 1828, los intereses mercantiles de Montevideo y de Buenos Aires, hábilmente dirigidos por Inglaterra a través de su embajador Lord Ponsomby, logran crear ese "algodón entre dos cristales" que se llamara Uruguay, dolorosa ironía la indómita lucha unificadora sostenida por Artigas.       Paraguay, que replegado durante años para no caer bajo la égida de la burguesía comercial de Buenos Aires, había alcanzado un singular desarrollo autónomo, sera arrasado a sangre y fuego por la alianza del mitrismo, el coloradismo uruguayo y el Imperio esclavocrata del Brasil, con la bendición de su Graciosa Majestad Británica. En 1830 el mismo año que muere Bolivar, la Gran Colombia se deshace y aparecen como repúblicas independientes: Colombia, Venezuela, y Ecuador.
Agentes imperialistas tipo William Walker provocan la disgregación total de América Central poniendo a cada pequeño país bajo la sujeción de Estados Unidos. Ya Mejico había sido invadido por los  yanquis quienes le habían engullido las dos terceras partes de su territorio. Sobre el fin del siglo, Cuba queda encadenada por la Enmienda de Platt y Puerto Rico es sojuzgado colonialmente bajo el eufemismo de "Estado Libre Asociado". Poco Después, en 1903, otro aventurero yanqui dirige un golpe en Panamá, provincia colombiana, y logra segregarla para que el imperialismo pueda alli construir su canal.

 Así quedo la Patria Grande despedazada y los pequeños países comenzaron a vivir sus vidas pequeñas. Terratenientes, mineros, y comerciantes de los puertos impusieron asi su predominio y los "Estados Desunidos de América Latina" iniciaron cada uno su propio camino de frustración e impotencia.


 Contemporáneamente, en el norte del continente, un proceso de signo absolutamente contrario vendría a remachar las cadenas de los veinte hermanos latinoamericanos.




















La inmadurez de la revolución en las colonias latinoamericanas (1)





La formación de los Estados Nacionales europeos (siglos XVII y XIX) se produjo correlativamente al desarrollo de las relaciones capitalistas de producción en reemplazo de las viejas relaciones feudales. Ese triunfo del capitalismo no solo significo el fin de los blasones nobiliarios y la cosmovisión religiosa, de los maestros artesanos y las economías auto suficientes. sino que, como condición ineludible para su consolidación, borro las antiguas divisiones localistas, diluyo los feudos e interconecto las distintas zonas creando y expandiendo el mercado interno territorialmente hasta donde persistiese una identidad idiomatica. Así nacieron las Naciones modernas: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, y las restantes mas tarde.

En las colonias latinoamericanas, la insurrección contra el viejo orden fue, en su inicio, esencialmente democrática y antifeudal, formando parte del movimiento nacional burgués que intentaba arrancar a España del atraso y el oscurantismo. No iba contra España sino contra el absolutismo español, es decir, contra la misma España feudal ante la cual se levantaban contemporáneamente las fuerzas democráticas de la península   (En España la burguesía acaudillaba  la lucha por diluir los particularismos, eliminar los privilegios y crear el mercado interno para formar el Estado Nacional).

 Los Revolucionarios latinoamericanos intentaron entonces llevar adelante el proyecto de la Confederación, de la Patria Grande, es decir,  las ex colonias libres y unificadas ingresando a las formas de producción modernas constituyendo su Estado Nacional. Pero en, América Latina, no existían las condiciones económico-sociales que hicieran transitable ese camino, es decir, faltaba una burguesía latinoamericana  capaz de acaudillar ese proceso y convertirse en un gran poder unificador, como lo había sido, en el pasado europeo (la burguesía francesa y la inglesa). En la inmadurez de la Revolución Latinoamericana estaba sellada su condena.

 Pero al mismo tiempo, otra fuerza crecía en cada uno de los puertos del  Atlántico y del Pacifico, donde las burguesías compradoras se conectaban al mercado mundial cambiando las banderas del revolucionario liberalismo político por las del entreguista liberalismo económico. Mientras los gauchos de Artigas o de Guemes o los llaneros de Paez querían unir hacia adentro, centripetamente,
Simón Bolívar y San Martin
consolidando en nervio y musculo al cuerpo Latinoamericano, los comerciantes de los puertos, bien pronto aliados del capital extranjero, realizaron los mayores esfuerzos para desmembrar, centrifuga mente. La guerra civil Latinoamericana fue inevitable. Unos iban en el camino de la unidad y del progreso, aunque se los tachara de bárbaros. Los otros, aunque aparentaban ser refinados y cultos, pujaban por el camino de la fragmentación, el atraso y la barbarizacion. Los dos procesos recorrían así, en direcciones divergentes, el cuerpo de Latinoamerica. El de la gesta popular miraba hacia adentro para unir y sellar el destino común. Su proyecto consistia en difundir la libertad de los pueblos, conectar las grandes distancias, sembrar ciudades, cohesionar, estrechar lazos, movilizar recursos naturales, crear el mercado interno, abrazarse para ser grandes, fuertes y libres. El otro tenia vida en las costas y era el plan extranjero atrapando a los veinte puertos (de Latinoamerica) para desarrollar los litorales subordinados colonial mente, cada uno con su banderita, su himnito y su misera pretensión de nación.

 La Ausencia de una fuerza social poderosa capaz de dar contenido económico a la gesta militar de San Martin  y Boliva, provocara el triunfo del bando Antilatinoamericano y, desde ese momento los veinte hermanos vivirán de espaldas, esclavizado cada uno al usurero por treinta dineros. Lo que pudo ser la victoria de la Patria Grande se convirtió en las veintes derrotas de las patrias chicas. El martirio de Tupac Amaru despedazado paso a ser símbolo de la América Latina descuartizada. La nación quedo inconstituida y sobre sus restos sangrantes  se lanzo el voraz buitre del imperialismo.


Manuel Ugarte decía lo siguiente: Supongamos que la América de origen español es un hombre. Cada república es un miembro, una articulación, una parte de él. La Argentina es una mano. La América Central es un pie. Yo no digo que porque se corte un pie deje de funcionar la mano. Pero afirmo que después de la amputación, el hombre se hallará menos ágil y que la mano misma, a pesar de no haber sido tocada, se sentirá disminuida con la ausencia de un miembro necesario para el equilibrio y la integridad del cuerpo. Una nación conquistadora nos puede ahogar sin contacto. Si le cortan al hombre el otro pie, si le apagan los ojos, si anulan sus recursos más eficaces, si lo reducen a un pobre tronco que se arrastra, ¿para qué servirá la mano indemne sino para tenderla al transeúnte pidiendo la limosna de la libertad?"